Continuamente se habla de la influencia que tienen los adultos en la crianza y cada rol, con sus respectivas características, influirá de alguna manera en la vida del niño. Generalmente en los primeros años de infancia uno de los pilares en la formación del niño es el entorno escolar e inclusive en ese mismo ambiente es que se crean modelos a seguir en los profesores y directivos del colegio.
Antes de empezar a tratar a los docentes como una influencia positiva en los primeros años de vida, es necesario reflexionar acerca de las responsabilidades del adulto frente al menor de edad. Idealmente, esta autoridad debería evitar tensiones y miedo en los niños y jóvenes para que exista un canal de comunicación donde puedan expresar sus inquietudes y sentimientos. En las aulas, por ejemplo, los docentes son quienes ejercen ese rol como mediadores de la convivencia y encargados de la dinámica de clase.
Al cambiar las percepciones en torno a la educación, el modelo del profesor ha cambiado y le exige no sólo vocación, también la adopción de un enfoque educativo y una actualización constante de conocimientos y herramientas tanto para la preparación de sus clases y en trabajar la relación con sus alumnos.
Una de las más grandes transformaciones está en el protagonista de la educación. En los modelos tradicionales el profesor es el centro del modelo y es quien dicta el acontecer del conocimiento, sin dialogar con sus alumnos y estableciendo una dinámica opresor- oprimido. En las nuevas propuestas, por su parte, se ve a la educación como una forma de liberación a través del conocimiento, donde la comunicación es clave y tanto profesores como estudiantes están en un constante aprendizaje, rebasando la academia y en un proceso de desarrollo humano mutuo.
Si a esto se le añade el papel protector y guía ejercido en la vida del alumno, se abre la posibilidad de convertir al profesor en un personaje que inspire e inclusive sea un modelo aspiracional para la personalidad del niño. No con una idea de colocarlos en un plano de perfección y más en el sentido de ser consciente de sí mismo, que se reconoce vulnerable pero fuerte y resiliente.
A diferencia de otras profesiones, la docencia además de vocación y una formación académica en Pedagogía, exige trabajo personal de quien la ejerce y más si se labora en escuelas de nivel básico. Más allá de ofrecer un ambiente escolar ameno, permite continuar con la dinámica de aprendizaje de los alumnos al hacerse cargo de la parte que les corresponde frente a la problemática de la rotación de personal en la institución.
Continuando con esta idea, al adoptar un enfoque resiliente con alumnos provenientes de entornos vulnerables, convierte a la escuela en un refugio donde los niños buscan la calidez y afecto faltantes en el hogar. Si bien no es adoptar la figura materna o paterna en su vida, esa cercanía es una ventana para apoyar al estudiante en el desarrollo de habilidades personales, emocionales y sociales además de detectar a tiempo a los estudiantes en situación de riesgo y evitar problemáticas como el bullying, la ansiedad o la depresión en los alumnos.
Como colegios es necesario trabajar con todos los participantes y para implementar un nuevo modelo educativo también hay que contemplar la manera en que afectará a los docentes. Nuestro método quiere transformar con mindfulness la experiencia de aprendizaje haciendo del conocimiento algo enriquecedor académica y personalmente.
Follow us!